Un aspecto muy marginado en los estudios ambientales en España es el de las fuentes de la corriente anti-ambiental. Y eso que de esta corriente deriva mucha de la hostilidad e indiferencia con que son acogidos los esfuerzos de las organizaciones de defensa de la naturaleza. Entender las razones de la impopularidad de lo verde es imprescindible para la comprensión del momento social y, también, para la orientación de la actividad ecologista.
Con gran pujanza viene creciendo en las sociedades occidentales una ola de resistencia contra las iniciativas ligadas al ecologismo y la conservación de la naturaleza. El anti-ambientalismo se nutre de diversos grupos e intereses que coinciden en denunciar el activismo ecologista como una desviación social esencialmente tendenciosa y maligna. ¿Cómo entender la a veces visceral ecofobia de nutridos sectores, tanto de ciudadanos de base, como de empresarios, funcionarios y gobernantes?
Es sorprendente la escasa atención concedida en nuestro país al análisis de la coalición discursiva anti-ambiental. Contrasta tal desinterés con la arraigada presencia de este tema en el debate ecológico en lengua inglesa. A partir de un análisis de la panorámica internacional a este respecto, el investigador australiano Tim Boston (i) muestra la complejidad de los frentes eco-contrarios, integrados por diversas estrategias y coaliciones, conscientes e inconscientes, que sólo tienen en común el recelo o la animadversión contra las iniciativas ecologistas. En coincidencia con el teórico Brian Tokar (ii), identifica un foco mundial de reflexión y argumentación anti-ambiental: el Congreso norteamericano, y sobre todo el partido republicano, de la mano de algunas de las compañías extractivas más poderosas del mundo.
No pretende esta nota, necesariamente breve, recorrer la abundante cosecha de textos (iii) donde se disecciona el anti-ecologismo -militante o por omisión- de las sociedades desarrolladas. Se ofrecen en cambio algunas muestras de la expresión argumental ecofóbica en España. Con tal fin, se desglosan los rasgos principales que acotan social y culturalmente las raíces del discurso eco-contrario. Para ello se pasa revista a algunos micro-relatos -story lines en la notación de Hajer (iv)-, unidades de argumentación que circulan como moneda de cambio en la discusión cotidiana sobre medio ambiente.
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