Los ministros de Energía reunidos en Luxemburgo aprobaron unas conclusiones con las que pretenden completar la legislación europea existente sobre la materia y que ya afectaba a numerosos productos como lavadoras, lavavajillas y hornos eléctricos.
En concreto, apoyaron que "todos los productos de alumbrado domésticos con menor rendimiento estén prohibidos a la venta a partir de 2010, cuando existan fórmulas de sustitución", reza el texto de conclusiones.
Los ministros dejaron claro, eso sí, que se quiere evitar todo riesgo de ruptura del suministro en el mercado o cualquier pérdida de funcionalidad desde la perspectiva del usuario.
Asimismo, destacaron que quieren que se respeten todos los parámetros del diseño ecológico, en particular la rentabilidad. En este sentido, invitaron a la Comisión Europea a que presente en 2008 un proyecto de reglamento que permita poner en marcha un proceso gradual que desemboque en la prohibición de todas las bombillas incandescentes y de bajo rendimiento.
La medida ya ha provocado reacciones en los grupos ecologistas como WWF, que la ha considerado "un paso adelante positivo". Según calcula WWF, el consumo de las bombillas incandescentes es de tres a cinco veces superior al de las bombillas eficientes y su sustitución contribuiría a la reducción del consumo de energía en iluminación un 60%, lo que equivale a unos 30 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
Sin embargo esta organización ha lamentado que la UE no haya adoptado aún un objetivo obligatorio de reducción del consumo energético primario en un 20% para 2020. "Mantener la eficiencia energética como una herramienta opcional no nos conducirá hacia la necesaria reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% en 2020", aseguró la ONG en un comunicado.
Los ministros sí hicieron mención hoy a esta reducción del consumo anual de energía primaria, que ya figuraba en unas conclusiones anteriores, pero no fueron más allá en la concreción de ese objetivo. También se mostraron a favor de la adopción de una política integrada en materia de clima y energía basada en tres objetivos fundamentales: la lucha contra el cambio climático, la seguridad del abastecimiento y el mantenimiento de la competitividad de las economías europeas.
Fuente: La Vanguardia
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