La compañía petrolera norteamericana Chevron controla la patente de las baterías de los coches eléctricos actuales. De no ser así, ya podríamos disponer de automóviles completamente eléctricos en las ciudades, y no híbridos que sólo reducen ligeramente el consumo de petróleo.
¿Por qué Toyota no produce un Prius enchufable a la red eléctrica? Esta puede ser la causa:
En 1994, Stan Ovshinsky, inventor de las baterías de NiMH –níquel metal hidruro- y dueño de la empresa Energy Conversion Devices, vendió el control de la patente de dichas baterías a GM-Ovonics, una jont-venture entre su compañía y la General Motors, con el propósito de fabricar baterías de NiMH para vehículos eléctricos, dada su idoneidad frente a otros tipos de baterías para ese fin. Aparentemente, GM pretendía fabricarlas a gran escala, por lo que era natural cederle la patente. Mientras tanto, Toyota y Honda usaron baterías de NiMH para sus vehículos eléctricos RAV4-EV (1997) y Honda EV Plus (1997), años antes de que General Motors lanzara una versión de su EV1 con ellas –en 1999-
Pero darle el control de la patente de las baterías a GM fue un error fatal para el futuro de los coches eléctricos.
General Motors anunció el 10 de Octubre de 2000 la venta de la patente mundial de las baterías de NiMH a Texaco. Seis días después, el 16 de Octubre, Texaco fue absorbida por Chevron, la sucesora de Standar Oil of California.
La venta de la patente de las baterías fue finalizada el 17 de Julio de 2001, a favor de Chevron/Texaco, que recibieron el 60% de la patente de las baterias de NiMH y un 20% de la empresa Energy Conversion Devices, dándole a Chevron un control efectivo de las baterías de NiMH. El 12 de Diciembre de 2001, justo unos meses después, Chevron demandó a Toyota, Panasonic, Sanyo y otras compañías por su producción de baterías de NiMH, ante la Cámara Internacional de Comercio, que fue admitida a trámite y ante la que no llegaron a un acuerdo hasta el 4 de Noviembre de 2003, que fue plasmado el 21 de Enero de 2004.
El 7 de Julio de 2004 el acuerdo acabó en una completa derrota para Toyota, Matsusita y PEVE, la joint venture de ambos para producir baterías. Las baterías de NiMH sólo les fueron permitidas para su uso en “híbridos” que no se pudieran enchufar a la red eléctrica, a cambio de pagar a Chevron, a través de su filial Cobasys, 20 millones de dólares, además de otros 10 millones a Energy Conversion Devices –del que Chevron posee otro 20%.
Chevron/Cobasys también recibirá royalties de Toyota hasta el 31 de diciembre de 2013, por la venta de baterías de NiMH vendidas en Norteamérica.
Como consecuencias:
* Toyota desmanteló su producción de baterías EV-95 de NiMH para su modelo RAV4-EV.
* No habrá más baterías EV-95 disponibles para su venta, a ningún precio, en ningún lugar.
* La producción del Toyota RAV4-EV fue paralizada, el modelo descatalogado, y los vehículos existentes no disponen de repuestos.
* El híbrido Toyota Prius, que ha tenido gran éxito en los USA -no así en Europa, donde los coches convencionales son más eficientes en su consumo- no dispone, ni tiene fecha para ello, de enchufe a la red eléctrica, a pesar de ser una opción demandada por sus usuarios, y tan sencilla técnicamente que ya existen kits de empresas externas -500 mpg solution-.
* La producción del coche eléctrico EV1 de General Motors fue abandonada, y sus vehículos –que sólo se ofrecían en alquiler- fueron retirados para su desguace una vez que expiraron los contratos, a pesar de las protestas de sus usuarios, que los querían comprar.
La patente de Chevron sobre las baterías de NiMH no expira hasta el 31 de Diciembre de 2013.
Fuente: Ciudad Sostenible
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