Conservar los bosques o las praderas puede ser una medida mucho más eficaz para combatir el cambio climático, que convertir en biocombustibles grandes cantidades de cereales o tubérculos, según un análisis que se publica hoy en la revista Science.

Los autores del informe, Renton Roghelato y Dominick Sprackeln, de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, han comparado las toneladas de dióxido de carbono (CO2) que se emitirían a la atmósfera durante 30 años, en el proceso de la transformación en etanol o biodiesel, del maíz, la caña de azúcar o la remolacha, con las que se emitirían transformado tierras de labor en bosques, durante el mismo periodo de tiempo.

Según sus cálculos, la reforestación de un área equivalente de terreno es capaz de absorber de dos a nueve veces más dióxido de carbono, que las emisiones que se evitarían si esa área se dedicara a producir biocombustibles durante las tres décadas.

Los investigadores abundan en que la reforestación y conservación de los bosques tienen además ventajas añadidas, como la creación de más empleos, el aumento y conservación de la biodiversidad, la mitigación de la Desertificación y la regulación regional del clima.

El artículo concluye con que las emisiones finales de los biocombustibles incluso "exceden" a las de los combustibles fósiles. Recomiendan centrar los esfuerzos en hacer un uso más eficiente de la actual gasolina y gasoil, que dedicar grandes áreas del planeta a producir cereales para transformarlos luego en combustible.

Fuente: El Mundo

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