Cuidando Gaia

Un ejemplo claro es La Costa de los Esqueletos, que se encuentra en La República de Namibia, extenso país de la costa sudoeste de África. Llega su desierto hasta el mismo océano Atlántico, y allí, en aquella zona, donde el oleaje es agresivo y los vientos poco favorables, han encallado muchísimos barcos que nadie se ha preocupado en desguazar y retirar. Estos cadáveres de embarcaciones de todo tipo se hallan varados en la arena, como testigos mudos de la tragedia de todos aquellos que, llegados a esa inhóspita costa, se perdieron caminando tierra adentro, muriendo en el desierto. Atracción hoy en día para turistas curiosos, resulta un paisaje desolador.

Y es que la enorme facilidad con que naufragaban aquí los barcos han inundado de restos de acero este inmenso arenal. Algunos prácticamente enteros, otros, semienterrados, son ya herrumbrosas estructuras de antiguas embarcaciones. Todos estropean un escenario hermoso, llenándolo de sabor a destrucción, a muerte, a olvido.

Otro ejemplo, y aún más llamativo, es el de la costa de Mauritania, país que se halla situado en el noroeste de este continente africano, donde se encuentra otro cementerio de barcos, pero esta vez producto consciente de la mente del hombre. Aquí, en el puerto de Nouadhibou, se abandonan cuando ya no sirven. Encontramos así decenas de enormes armatostes de acero que aguardan hacinados unos contra otros que alguien les regale un mejor final.

Existen ya rutas turísticas que salen desde Canarias para ver los barcos abandonados. Si vas a alojarte en Canarias, no te pierdas nuestras recomendaciones de hotel en Tenerife, Fuerteventura y Gran Canaria.