Quitapesares, una finca de 116 Has situada a pocos kilómetros de la ciudad de Segovia, alberga la que puede ser considerada la olmeda de olmo blanco (Ulmus laevis) más valiosa y singular de cuantas persisten en la península Ibérica. Se trata de una de las escasas olmedas peninsulares que cuenta con un elevado número de individuos que no presentan síntomas de la grafiosis. La población consta de unos 80 ejemplares que superan los 30 cm de diámetro, muchos de ellos de más de 50 cm de diámetro, y que alcanzan entre 15 y 25 m de altura.
La Junta de Castilla y León firmó en diciembre de 2005 un Convenio de Colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid para la evaluación conservación y mejora de los recursos genéticos forestales. En la memoria correspondiente a este convenio sobre las actividades a desarrollar en 2006 se afirma que “Esta olmeda es única de sus características en cuanto a número de ejemplares y tamaño de los mismos existente en toda España”
La olmeda existente en la finca de Quitapesares pasó desapercibida para los investigadores y gestores ambientales hasta época muy reciente. Como ya hemos señalado, se trata de una olmeda de olmos blancos (Ulmus laevis). Éstos aparecen distribuidos por un total de 58 Has del total de 116 que posee la finca. Estudios genéticos realizados sobre esta población de olmos indican que posee una variabilidad genética más elevada que las poblaciones europeas.
La importancia de los olmos de Quitapesares desde el punto de vista de la conservación de los recursos genéticos forestales es muy grande, debido precisamente a su resistencia a la grafiosis y su diversidad genética. Estos rasgos hacen de la olmeda de Quitapesares un recurso de enorme potencial en actuaciones de repoblación forestal.
Ecologistas en Acción de Segovia, Ciudadanos por Segovia, Protejamos las Calderas, ARBA, Centaurea y CCOO presentaron el pasado mes de julio alegaciones al proyecto del campo de golf que la sociedad “Segovia 21” pretende construir en Quitapesares. El proyecto incluye un campo de golf de 18 hoyos y un sistema de cuatro lagos interconectados por un canal y una serie de cascadas. 43 Ha serán ocupadas por tees, calles y semirough, y otras 7 Ha por greens y alrededores. Para el riego del campo de golf se prevé el uso de los efluentes de la Depuradora de Aguas Residuales de La Granja.
Desde la perspectiva de las organizaciones sociales, el campo tendría un impacto irreparable en la olmeda de Quitapesares, por los siguientes motivos:
Destrucción directa de arbolado
Entre los criterios establecidos para el diseño del campo, se ha considerado imprescindible que el jugador situado en los Tees de salida de cada hoyo pueda visualizar su objetivo sin impedimentos (ya sean obstáculos topográficos o vegetación). Por ello hay árboles que serían directamente destruidos en las obras del campo, para evitar este “efecto pantalla” en las calles del campo. El proyecto sólo garantiza que se respetará “los individuos de gran porte”. No se define qué se entiende por gran porte y, en cualquier caso, no se garantiza la conservación de los ejemplares de porte más reducido, esenciales para asegurar la regeneración y la supervivencia a medio plazo de las poblaciones de olmos.
Desorganización de los sistemas naturales de drenaje y la estructura freática
Los olmos blancos son especies de marcado carácter freatofítico. Poseen un sistema de raíces superficiales muy desarrollado que les permite una adaptación óptima a terrenos que se encharcan periódicamente. Los movimientos de tierras y los sistemas de drenaje previstos para el campo desestructurarán con toda seguridad los niveles freáticos naturales, cambiando las condiciones singulares que han permitido la pervivencia de las olmedas (niveles freáticos someros y encharcamientos periódicos).
Los campos de golf requieren un buen drenaje. Justo lo contrario caracteriza a los hábitats naturales del olmo blanco, que se caracterizan por ser objeto de encharcamientos periódicos. El proyecto contempla la creación de:
Ollas de drenaje asociadas a arquetas con rejilla y una red de tuberías para la captación y evacuación de la escorrentía superficial.
Zanjas interceptoras para captar aguas de escorrentía.
Drenajes franceses (zanjas rellenas de grava con una tubería perforada en su base conectada a la red de tuberías de saneamiento, para captar aguas de infiltración.
Drenajes por infiltración en suelo poroso, para el caso de los greens.
Con estos sistemas resulta imposible mantener los patrones de circulación del agua que ahora se dan en estos terrenos y que son responsables de sus peculiares características freáticas y permiten los encharcamientos periódicos (de hecho los sistemas de drenaje tienen precisamente el fin de modificar esas características).
Además, el proyecto prevé cambiar de forma significativa la topografía actual del terreno (los desmontes previstos ascienden a 164.265 m3 y los terraplenados a 148.040 m3). Las transformaciones requeridas para implantar el campo resultan así incompatibles con las condiciones hidrológicas que requiere la olmeda.
Imposibilidad de regeneración
La existencia de numerosos ejemplares jóvenes indica a las claras que la olmeda conserva una notable capacidad de regeneración. La posibilidad de que ésta se vaya regenerando progresivamente queda impedida por la apertura de las calles del campo de golf que virtualmente rodearán los núcleos de arbolado, impidiendo su expansión y regeneración.
Impacto de las aguas utilizadas para el riego
Las aguas que se pretende utilizar para el riego proceden de una depuradora de aguas residuales. A pesar de que tengan un tratamiento terciario la calidad del agua no será comparable a la de los recursos que actualmente alimentan a la finca (aguas de elevada calidad) y también pueden afectar negativamente a los olmos.
A pesar de la existencia de este conjunto de argumentos de peso, la Junta de Castilla y León ha publicado la Declaración de Impacto Ambiental favorable para este proyecto el pasado mes de enero.
Fuente: Ecologistas en Acción
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