Más del 40% de los océanos de todo el mundo están afectados de forma grave, según esta investigación, publicada hoy en la revista Science. Para la elaboración del mapa que acompaña a estas líneas, los científicos analizaron de forma global las 17 causas más importantes del deterioro de los océanos. El cambio climático, la sobrepesca, las especies invasoras, la navegación o la contaminación son sólo algunas de ellas.
La parte más sutil de la investigación consistió en evaluar su impacto sobre el medio natural y otorgar un valor a cada una de ellas de forma que pudiesen ser sumables en cada zona del planeta. Una vez solucionado este escollo metodológico, las zonas peor paradas fueron en general las zonas costeras, pero más concretamente el Mar del Norte, ciertas zonas del Caribe y el Mar oriental de China. Por contra, las áreas cercanas a los polos son las que menor impacto sufren, pero representan tan solo un 3,7% de la superficie de los océanos, según los autores de la investigación.
El presidente de la Sociedad Americana de Oceanografía y Limnología, el oceanógrafo español Carlos Duarte, no ha participado en el trabajo, pero opina que han podido faltar algunos recientes datos en la realización del mapa, cosa que los propios autores admiten que haya podido pasar. «Si el Ártico no ha sido señalado como una zona muy impactada es por falta de datos. En los últimos años la ciencia ha constatado daños importantes. Las consecuencias del calentamiento global van a poner en peligro la biodiversidad del polo Norte», aseguró Duarte a EL MUNDO.
Los ecosistemas más afectados por el impacto humano son las plataformas continentales y los arrecifes de coral. Las praderas de posidonia, los manglares y los corales ya no tienen un sólo lugar en el mundo donde los efectos de la mano humana no hayan aparecido aún. Todos están amenazados. Los autores del trabajo aseguran que la mitad de los arrecifes de coral presentan un impacto de medio-alto a muy alto, lo que pone en peligro uno de los pilares fundamentales de los ecosistemas marinos en los trópicos. Resulta llamativo que la única zona costera del mundo que no está afectada o que posee un impacto muy pequeño son algunas áreas de la costa norte de Australia.
El mapa pretende ser un punto de partida para tomar medidas de protección a escala local. «Si algún grupo de gestión o de conservación desea tomar medidas para preservar una determineda zona, nuestro trabajo supone un sólido marco para poder hacerlo», afirma Kimberly Selkoe. Carlos Duarte, en cambio, no es tan optimista. «Los daños más graves deben ser abordados de forma global porque son consecuencia del cambio climático», dice.
Fuente: ElMundo
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